Traducción y signos de interrogación y exclamación.



Terminado una serie de entregas de varios encargos de traducción y pasado un día para cargar las pilas de nuevo, vuelvo al blog con un tema algo controvertido.
¿Nunca os habéis preguntado el porqué de esta tecla?
traducción interrogacion exclamacion
Sí, sí, esta tecla existe en tu teclado
Para mí es la tecla del Alzheimer: siempre me olvido de que existe. El español y el asturiano son los únicos idiomas que usan en la actualidad tanto el signo de interrogación como el de exclamación inversos para abrir preguntas y exclamaciones respectivamente. En otros idiomas son opcionales y en los demás ni existen. Pero, hoy día, ¿quién se acuerda de usarlos?

Las guías de estilo y normas ortotipográficas hacen obligatorio su uso, de acuerdo con la norma académica, pero fuera de estos estrictos ámbitos, los signos de apertura no los usa nadie .¿Por qué? Pues a mí se me ocurren ciertos argumentos.

- El primero sería por simple economía del lenguaje: es más rápido no escribir ese signo. Ni hablar quiero de las redes sociales como Twitter o Pinterest, donde las personas nos “olvidamos” de introducir estos signos.

- El segundo sería por la fuerte presencia de la publicidad en la actualidad, que a veces se olvida de su uso. Esto puede ser al primer punto o a un intento de acercarse a la manera de escribir del sector más joven (que sigue el primer punto). He visto infinidad de campañas publicitarias traducidas del inglés al español (por ejemplo) y con el propósito de parecer más cool o fashion no se introducen estos signos.

signos apertura traducion

- El tercero sería el problema que puede haber muchas veces cuando escribimos desde un teclado extranjero o usando una codificación que no acepte este signo. Esto es, en pocas palabras, una molestia (aunque a día de hoy sea casi imposible que se produzca).

Me acuerdo de un día que discutí con una compañera porque sostenía que ese signo en español era inútil. Bueno, desde distintos puntos de vista, podría considerarse así, pero desde otros no.
Para conocer un poco más el porqué de estos signos en nuestroidioma vamos a hacer un viaje al pasado.

- Edad Antigua, Imperio Romano, Europa.
En latín usaban una palabra al final de las oraciones si querían indicar que esta era una pregunta. Esta palabra era quaestio. Siglos después, siendo demasiado larga tanto en su pronunciación como escritura, se acortó a qo y mucho tiempo después se procedió a escribir solamente la letra q, suscribiendo la o. De esta forma se obtiene el casi universal signo ?. Lo mismo ocurrió con la expresión de sorpresa Io, que pasó a convertirse en !.

La introducción de los signos de apertura viene del siglo XVIII cuando la Ortografía de la Real Academia, harta de aquel bastión galicista que le estaba quitando protagonismo, se puso rebelde y decidió que a partir de entonces, y para diferenciarnos de la lengua francesa, debíamos usar el signo invertido para abrir las exclamaciones y preguntas.

traductores signos

Aquella prescripción ha llegado hasta nuestros días. Y hoy por hoy nos encontramos en una época en la que vemos como la RAE es mucho más flexible con los cambios que se realizan porque, al fin y al cabo, los que usamos la lengua somos todos nosotros.

Personalmente pienso que ese signo acabará desapareciendo de una forma o de otra (de no ser porque el signo de apertura muchas veces desambigua la entonación que hay que dar a una oración). Sin embargo, hay personas que piensan que su desaparición sería algo parecido a la pérdida de la ñ: una pérdida de la identidad del español como lengua.

¿Qué opináis de todo esto? ¿Acabaremos volviendo sobre nuestros pasos o permaneceremos rebeldes a los demás y firmes a las reglas de nuestro idioma? ¿Cómo afecta todo esto a la traducción? ¿Sería un cambio sin importancia o supondría graves problemas y enfrentamientos entre lingüistas?

Yo puedo traducir cualquier texto.



Hoy comienzo realizando una pregunta al aire. ¿En alguna ocasión os han dicho que cualquiera puede traducir sabiendo un poco de inglés, francés, o cualquier idioma? Hoy, a mí, me ha pasado... ¡otra vez!

Y para demostrar que no cualquiera puede traducir, voy a exponer un fragmento de un texto sacado de Wikipedia (sí, señores, Wikipedia). A ver, quién se entera de algo.

“En un principio, Sauron era un maia al servicio de Aulë que fue corrompido por Melkor (quien posteriormente sería conocido como Morgoth) cuando los Ainur aún se encontraban dando forma a Arda. Como antes se menciona, Sauron es un Ainu, uno de los Maiar, contado entre el séquito de Aulë, el herrero, por lo cual tenía altos conocimientos en este campo”.

Cuando terminé de leer esto, me quedé igual que empecé. Quien no esté acostumbrado al universo ideado por Tolkien (yo, por ejemplo) desconocerá por completo la terminología que usa este autor en su novela El Señor de los anillos. Y, por supuesto, desconocerá por completo las razas o entes de los que habla (no sé si os habéis fijado que el núcleo semántico del texto está guiado por los nombres propios que aparecen, algo que no suele ocurrir muy a menudo y que ya trataremos en otra entrada).

traducción literaria

Bien, este es el problema que nos encontramos los traductores al traducir textos de alta densidad terminológica como los biosanitarios, jurídicos o tenemos que traducir textos técnicos, por nombrar algunos. Dicho de otra forma, si no estamos especializados en el campo, no entendemos casi nada, porque las realidades que se describen no las conocemos. Si no sabes qué es un maia, o un ainu, o quién es Aulë, ¿cómo vas a traducir? Puedes hacerlo, pero el resultado puede ser desastroso.

Y si ya de por sí es complicado traducir un texto no muy complicado terminológicamente (giros, modulaciones, transposiciones…), cuando no entendemos en absoluto lo que estamos traduciendo, el trabajo se complica exponencialmente. ¿Por qué? Porque en ese momento el traductor se convierte en documentalista, terminólogo, especialista en el campo, etc. Se transforma en un ordenador luchando contra un texto.

traducir cualquier textoY es que ese texto es el que tiene que llegar a otra cultura, a otro receptor, al que debemos ser fiel, porque este espera que el texto que va a leer está elaborado por un traductor especialista en el campo (ya sea una novela, un contrato, un ensayo clínico, etc.).

Traducir no es solo que A sea igual que B. Tenemos que tener en cuenta mil situaciones, mil condiciones y mil fenómenos que no podemos dejar que se nos escapen de las manos.


Por eso los traductores son necesarios: porque conectan dos culturas a través de un texto; porque conectan realidades que se materializan en significantes distintos. En definitiva, porque hacen posible la comunicación.

Así que, cuando os encontréis con algún graciosillo que os diga el típico “yo estuve de viaje en Londres dos semanas y aprendí inglés. Puedo traducir igual de bien que tú”, dadle el manual de instrucciones de un dispositivo para realizar una tomografía axial computerizada.

La traducción y la ortotipografía



Todos sabemos que avión no se escribe con b y h (bueno, a los 12 años lo escribí con ambas y por poco me da un yuyu). Al igual que sabemos que se escribe viniste y no veniste ni vinistes. En realidad esto responde a nuestro conocimiento sobre la ortografía, algo que vamos aprendiendo desde que nos enseñan a leer y escribir y que normalmente controlamos con relativa facilidad.

Sin embargo, existen otro tipo de reglas en la lengua que también debemos respetar y que casi siempre pasan desapercibidas, debido principalmente al desconocimiento de los hablantes (más bien de los escritores de la lengua) de su existencia. Se trata de la ortotipografía (aquel tema 4 de Lengua Española II que ahora forma parte de nuestro día a día).

traducción ortotipografia

Para que todos nos entendamos, la ortotipografía son las convenciones que fijan que se escriba 1 kg de azúcar y no 1 kgr de azúcar o 3 cm y no 3 cms. ¿Para qué esto? Pues, simplemente, para que haya homogeneidad en la lengua y en la forma de redactar, ya que la diversidad muchas veces puede dar lugar a la fragmentación.

Cuando traducimos, tenemos que reconocer las convenciones ortotipográficas de la lengua de la que partimos y usar las propias de la lengua meta. Repito: usamos las de la lengua meta, no conservamos las de la lengua origen. Las redes sociales, como por ejemplo Facebook, no ayudan mucho en esta labor.

Por ejemplo, en inglés el punto va antes que el paréntesis de cierre [.)], mientras que en español es justo al contrario [).]. En alemán, por ejemplo, las dobles comillas se sitúan de esta forma zum Beispiel(una baja y otra alta), mientras que en español las dos se usan altas.

traductores


Son muchos los ejemplos que he ido encontrando por la calle que no respetan el símbolo dedicado a la palabra céntimos (cént. para el singular y cts. para el plural según el DPD). La última imagen la encontré en la cafetería de mi propio centro: Facultad de Filosofía y Letras. Ejem; Filosofía y Letras.

Puede que no sea verdaderamente importante o que, de cierta manera, no sea un fallo altamente penalizable pero no debemos olvidar que la ortotipografía es parte del sistema lingüístico y que debemos respetarla al igual que respetamos la ortografía.
Eso sí, dicho todo esto, debo añadir que esos ctmos, cént, etc. cumplen perfectamente con su función: logran informarnos de cuál es el precio de la tarifa que la compañía está ofertando, logran que sepamos que nos van a cobrar X céntimos por minuto.

Y vosotros, ¿qué opináis de todo esto? ¿Debemos seguir las reglas ortotipográficas de nuestra lengua meta o podemos hacer uso de nuestra capacidad para tomar decisiones para saltarnos estas convenciones en pro de la función?